miércoles, 24 de febrero de 2016

Cómo la sociedad eligió el fast fashion

Hoy nos toca ponernos serios y tratar un tema que esta semana volvía a estar de actualidad a raíz del último programa de Salvados. Bajo el título de fashion victims, Jordi Évole sacaba a la luz una cara del mundo de la moda que no es tan agradable como la que estamos acostumbrados a vivir.

Para que juzguéis vosotros mismos aquí tenéis el enlace en el que podéis ver el programa completo. Decir, además, que esto ya es un tema del que se ha hablado en numerosas ocasiones y al que ha respondido el llamado slow fashion. En otro post hablaré sobre este movimiento y manera de hacer moda, ya que es un tema que da para mucho.


Volviendo al programa, en él se cuestionaba la externalización de los procesos productivos en tanto en cuanto a las condiciones de trabajo en las que la gente de allí se encuentra, la pérdida de los talleres y el oficio en nuestro país etc.

Como siempre digo, toda la información a la que estamos sometidos hay que cogerla con cuidado, pero es evidente que alrededor de este punto la sociedad debe pararse a pensar.

Yo formo parte de la industria de la moda, formo parte de este negocio con sus luces y sus sombras.
Está muy bien conocer la situación, sacar conclusiones e indignarnos con programas como este, pero para mí esa no es la cuestión clave de todo esto.

Después de ver el programa la sensación que te quedaba era que las empresas textiles occidentales eran poco más que el demonio y señores, está bien eso de predicar con el ejemplo y ver de donde parte todo esto.

Referido al prêt-à-porter masificado, ¿quién quiere hoy en día prendas de calidad a un precio superior en lugar de moda y tendencia a precio competitivo?
La respuesta es NADIE (o dejemoslo en casi nadie por el beneficio de la duda).
El primer paso para afrontar este tema es no ser hipócrita y no echar balones fuera.
La industria de la moda no responde más que a nuestras exigencias como público que cada día son más desmesuradas. Como bien dice el vídeo, hemos pasado de tener dos temporadas/colecciones al año a tener novedades en las tiendas cada dos semanas. ¿Es una locura? Pues es lo que demandamos.
Al comienzo del programa se entrevista a pie de calle a personas que salen de determinados comercios y la mayoría no sabe ni dónde están producidas las prendas que han comprado. Y sinceramente, tampoco parece importarles mucho (que no lo juzgo).

Queremos moda rápida, queremos tendencia, queremos pasarela low cost, queremos poder cambiar de ropa cada poco tiempo y, por lo tanto, que esta moda sea barata porque en dos días ya no se lleva
¿Y creéis que eso es fácil de conseguir respetando el medio ambiente y los derechos laborales
¿Quién es el malo de la película entonces; el que lo hace o el que demanda que se haga?
Veo a diario como las grandes cadenas low cost están a rebosar de gente que asumen adquirir prendas de peor calidad y que nos van a durar menos en el armario, a cambio de precios más bajos. No compramos prendas con la intención de que nos duren mucho: hoy queremos 70's, mañana tendencia lady, pasado vuelta al minimalismo etc.

Esta manera de producir con unos tiempos tan ajustados y con unos techos de precios cada día más bajos ha desembocado en ahorrar costes a través de la mano de obra y la calidad del producto.


Es tan sencillo como la ley de la oferta y la demanda; si el público cambia su demanda, la oferta se adapta a la nueva situación. Con esto no estoy exculpando a nadie, pero es muy fácil enseñar lo que unos hacen mal y no dedicar ni cinco minutos a ver la responsabilidad que tenemos nosotros en todo esto. A esta sociedad le falta autocrítica y mucho.

Está claro que este es un tema en el que hay que profundizar mucho más acerca de si todas las empresas caen en el mismo saco, si los precios están justificados, las diferencias existentes entre países (que las hay) etc. por lo que volveré sobre este tema en próximos post.

Además hablaré sobre lo que para mí es otro de los daños colaterales graves de todo esto, como es el cierre de muchos talleres españoles y la pérdida del oficio en nuestro país.

Con todo esto simplemente quiero decir que la sociedad no está exenta de los movimientos empresariales de la industria textil, que tenemos nuestra parte de responsabilidad en todo esto, que tenemos que ser coherentes y consecuentes con nuestras demandas y que si lo que hay no nos gusta debemos cambiarlo asumiendo que formamos parte del juego.

¿Qué opináis vosotros al respecto?


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